Caminar 20 kms semanales mínimo, sesiones de preparación física 3 días en semana, estiramientos antes y después, visitas al fisio, entrenamiento individual con o sin coach.
¿Te suena? Si, es golf.
Un deporte para viejos para la mayoría que no han tocado un palo.
Creedme, no es de viejos, el golf es un deporte que puedes practicar hasta que te haces viejito, que no es lo mismo.
Esto mismo pasa cuando dices que haces punto con dos agujas. Se les cambia la cara totalmente y te tachan de abuela en medio segundo.
¿Ignorancia? ¿Desconocimiento? Yo diría que sí.
Lo de que tejer es el nuevo yoga, no es ni una casualidad ni una invención publicitaria. Tejer ayuda a que estés en el aquí y ahora, como pasaría con la meditación o el mindfulness. Tejer te ayuda a ordenar tus ideas, pensamientos y emociones. El seguir un patrón, concentrarte en el ritmo de las agujas y el simple hecho de contar puntos y filas te ayuda a focalizar en una sola actividad. Una forma de huir del famoso multitasking que nos vuelve hoy en día un poco locos.
Además de resultar una distracción, calma y pausa tu cerebro por un ratito. Si además te gusta y disfrutas, liberas endorfinas para luchar contra la famosa hormona del estrés conocida como el cortisol.
Y ya no hablemos de estimular la creatividad o de mejorar tus habilidades de orientación espacial y resolución de problemas. Es increíble cómo se va aprendiendo a mirar las cosas de otra forma y a pensar diferente. El famoso thinking out of the box se desarrolla enormemente y hace que aumente tu autoestima.
Cuando ya tienes un poco de práctica, es una actividad que puedes incluso hacer en familia o conversando al mismo tiempo con amigas y por supuesto también viendo una película.
¿Actividad física? La verdad es que sudar, no se suda mucho, pero la psicomotricidad fina y la agilidad en las manos, creedme que se trabaja. Una forma más de prevenir la tan temida artritis. Además no siempre se trata de mojar la camiseta, hay que trabajar la mente también, y más hoy en día.
Por último, tejer está de moda y punto. La imagen de la viejecita en una silla, vestida de negro y tejiendo en la puerta de su casa, ha pasado a la historia. Seguro que si pusiéramos a modelos en bikini tejiendo en una hamaca de un resort de lujo, la percepción cambiaría en una milésima de segundo.
Evolucionemos un poco, abramos los ojos, y sobre todo, dejémonos de estereotipos y del qué dirán.
Just knit it!